Ir al contenido principal

Ojalá, nunca, siempre


Me conformaría con sentirme hospitalario conmigo mismo. Alguna vez, sintiendo ese reconforte del espíritu, he pensado en cómo preservarlo, pero esa brizna de equilibrio, de paz interior, se escabulle sin que exista la posibilidad de que lo aprese y aprenda a invocarlo a poco que lo precise. Yo creo que no necesito otra cosa a la que aferrarme. No tengo interés en que una fecha marque el inicio o el fin de algo. Tal vez, ahondando mucho, más de lo que nunca he hecho, querría escribir un diario. No uno en el que consigne la zozobra o el júbilo de mi corazón. Ni siquiera hice uno de ésos cuando tenía la edad en que convienen. No he dejado de escribir probablemente desde los veinte años. Llevando más de media vida consignando palabras, es raro que no me haya obligado al registro de ese diario que ahora cuestiono. Lo usaría para apuntar cada pequeña cosa que me pasase. Si yo fuese Funés el memorioso, el prodigioso personaje de Borges, no necesitaría nada de eso, pero soy Emilio Calvo de Mora Villar, lo cual no quiere decir nada. Apuntaría al final del día todo lo relevante que me hubiese sucedido. No sería un texto en el que concursasen mis emociones: me limitaría a hacer un inventario. No habría día en que no me inclinara a él y le contase qué pasó en el día. Todo estaría ahí bien compartimentado. Los paseos que di. Las conversaciones que tuve. La comida que disfruté. Las asignaturas que enseñé. La lluvia que cayó. Estaría el amor y estaría la tristeza, la pesadumbre y el entusiasmo. Tuve un amigo que hacía dos cosas a diario. Las hizo al menos un año en que compartí trabajo con él. Se pesaba y se tomaba la tensión. Creo que ahora le entiendo. Se trata de hacer una especie de mapa de uno mismo, de trazar unos límites o de ver hasta qué punto pueden sobrepasarse. No voy a escribir diario alguno. Hubiese estado bien empezarlo el mismo día uno, y no lo hice. No pensé en propósitos, la verdad. Ah, bueno, me encantaría escuchar más jazz. Siempre quiero más. Está bien ser un buen marido o un buen padre o un buen amigo. Entra en estas consideraciones un poco banales ser un buen profesional en el oficio que ejerzas, pero a mí me engolosina mucho el ocio. Soy muy vicioso en lo que me gusta. Adoro el jazz, la poesía y el cine. No sé en qué orden. No le hago ascos a una buena barra de bar. De hecho ojalá esta Barra, la de estos textos de amigos, esté abierta mucho tiempo. Salud, compañeros. Se os quiere cada vez un poquito más.

Comentarios

  1. Hola Emilio, me ha gustado mucho esta disertación, muy de barra de bar, con fondo de música de jazz.
    La foto de la cabecera me ha gustado también, aunque me ha recordado al trabajo, en fin.
    Saludos y buen comienzo de año.

    ResponderEliminar
  2. Sniff, sniff...

    Hago míos tus propósitos, my friend, no por falsa empatía o protocolo. Los hago míos por una sinergia emocional que desde hace años nos unió de esta forma tan singular. Me recuerda a la forma en la que los literatos se comunicaban hace un par de siglos, sin tecnologías que les comunicaran en un segundo. La misiva era el género que unía a personas que se veían a lo largo del año apenas una vez o ni eso. La empatía se potenciaba a través del verbo, preocupado por transmitir con claridad y sinceridad ideas y emociones compartidas.

    Un abrazo, Emilio. Un abrazo, Barra. Un abrazo, bebedores asiduos y eventuales.
    Salud.

    ResponderEliminar
  3. Hermosa barra........................ por su singular cometido; se puede leer y llegar a comprender, pues nadie molesta a nadie, hay tranquilidad, paz y sosiego.
    Me gustan tus letras y comparto el contenido.

    ...pero esa brizna de equilibrio, de paz interior, se escabulle sin que exista la posibilidad de que lo aprese y aprenda a invocarlo a poco que lo precise.

    Cuán efímero es todo , cómo escapan de nuestras manos ése agua q necesitamos para "alimentar" nuestra sed.

    GRACIAS.

    Te sonrío con el Alma

    ResponderEliminar
  4. Hermosa barra........................ por su singular cometido; se puede leer y llegar a comprender, pues nadie molesta a nadie, hay tranquilidad, paz y sosiego.
    Me gustan tus letras y comparto el contenido.

    ...pero esa brizna de equilibrio, de paz interior, se escabulle sin que exista la posibilidad de que lo aprese y aprenda a invocarlo a poco que lo precise.

    Cuán efímero es todo , cómo escapan de nuestras manos ése agua q necesitamos para "alimentar" nuestra sed.

    GRACIAS.

    Te sonrío con el Alma

    ResponderEliminar
  5. El peligro de los propósitos es que caigan por el agujero negro de la inicua pereza y vayan a parar al territorio minado de sus antónimos, los despropósitos. Yo te alabo el gusto de evitarlos, de ignorarlos. Laissez faire, laissez passer, que dicen nuestros vecinos del norte. Música, cine, lectura y la calidez de este ámbito hospitalario. Depósitos de amistad, apósitos para las heridas del alma. Esta noche de Reyes ya tengo tu regalo.

    ResponderEliminar
  6. "Ante la orilla sagrada donde nos espera el destino, levanta la copa y brinda por los buenos días del pasado y por todos los sueños imposibles. Seguir vivos es la victoria".

    Manuel Vicent

    ResponderEliminar
  7. Propósito 2014: entrar cumplidamente en este bar de Excelentes letras.

    ResponderEliminar
  8. Comparto muchos de tu gustos (Borges, el jazz, las barras en general y la nuestra en particular) y todos tus propósitos.

    Por Barra, los amigos y el ocio.
    Salud.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario