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Invaluable


-Lo que tenés entre las piernas es mucho más que sexo. Hacelo valer -le explicó su madre, el día que cumplió 15 años. Y sin agregar mucho más le regaló un libro cuyo título era Conceptos básicos de economía.

Después de leerlo atentamente lo comprendió.

Ella era dueña de un objeto que otros necesitaban para satisfacer sus necesidades. Si quería tener un lugar dentro del mercado no debía descuidar el packaging y la publicidad -muchos compran por lo que parece y no por lo que es -y, sobre todo, estar atenta a las leyes de oferta y demanda.

Demasiada oferta abarata el producto pero si la demanda es siempre satisfecha, el demandante dejará de sentir la sensación de necesidad por él. Una oferta adecuada es la que hace que el precio sea justo pero un precio muy elevado tiende a disminuir la demanda.

No debemos descuidar el producto aunque nos aseguren el monopolio del mercado, porque existe un canal de oferta fuera del circuito legal, conocido como mercado negro.

Cerró el libro y le quedó una duda: ¿en qué capítulo hablaban de su propio deseo?

Comentarios

  1. deseo, viene a ser demanda
    de parte del canal
    digo
    del canal de parto

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  2. Ya entiendo... De ahí me debe venir mi aversión a la Economía y a Administración de Empresas... La teoría siempre es muy linda.
    Bien, Male! Beso grande.

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  3. Me venía sonriendo y pensando la respuesta Keynesiana que te iba a hacer ... y ¡zas! tuviste que dejarme pensando.

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  4. @Fernando: Deseo sería el precio que quien vende aspira a recibir.

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  5. Finalmente ... podrían cambiar el color de fondo? El negro hace difícil la lectura del nombre de autor y de los comentarios.

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  6. De las mujeres, el sexo como arma y el deseo ya habló AristófaneS, en su obra Lisístrata. Vean la reacción de las señoritas cuando la protagonista expone su estrategia (abstenerse de tener sexo hasta que los hombres decidan terminar la guerra):

    LISISTRATA: Pues bien, tenemos que abstenernos del cipote. ¿Por qué os dais la vuelta? ¿Adónde vais? Oye, ¿por qué hacéis muecas con la boca y negáis con la cabeza? ¿Por qué se os cambia el color? ¿Por qué lloráis? ¿Lo vais a hacer o no? ¿Por qué vaciláis?
    CLEONICE. Yo no puedo hacerlo: que siga la guerra.
    MÍRRINA. Ni yo tampoco, por Zeus: que siga la guerra.
    LISÍSTRATA. Y, ¿tú eres la que dices eso, rodaballo? ¡Si hace un momento
    decías que te dejarías cortar por la mitad!
    CLEONICE. Otra cosa, cualquier otra cosa que quieras. Incluso, si hace falta,
    estoy dispuesta a andar por fuego. Eso antes que el cipote, que no hay
    nada comparable, Lisístrata, guapa.

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  7. Tras leer tu delicioso texto entiendo mucho más de mujeres y menos de economía.
    Un abrazo,

    AG

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  8. Deseo...Y mire donde mire te veo...Dulce magnetismo..Dos cargas opuestas buscando lo mismo...

    http://www.youtube.com/watch?v=bsI3sKRTpGI

    ...

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  9. Qué fácil lo pones todo, qué claridad, qué hermosura de texto

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  10. Deleuze y Guattari, dos filósofos recomendables, hablaron de la administración del deseo bajo el capitalismo, su mercantilización y los resortes sutiles de compensación, represión y mantenimiento. Al igual que tu niña, se preguntaban qué queda después de todo esta maquinaria de artificio de nuestro deseo desintoxicado, aquel que nace del milagro de un encuentro fugaz, un roce apenas sentido,...

    Encontrar cada día estelas limpias, aún no utilizadas por la publicidad para exorcizar nuestra libido, es un ejercicio de resiliencia audaz y repleto de intentos fallidos. Pero yo sigo buscando, os lo aseguro,...

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  11. Que buena pregunta la frase final.
    La respuesta dificilmente esté en un libro de economía.

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