Ir al contenido principal

El sexo y el mar




Vía contemplativa

Cada mañana de aquel verano ella yacía, casi desnuda, en la arena. El sol la contemplaba con su ojo de fuego y doraba su cuerpo a él entregado. Todas las noches de aquel verano ella dormía, desnuda, sobre lienzos chambray. La luna se encelaba en su piel ondulada. Su sexo se marinaba durante el sueño.

***

Vía iluminativa

Ahora es el mar tu manantial en celo. La luna llena de tu néctar de amor.El fragor de la fuente entre palmeras y agua de tres azules o tres signos de luz. Madura tu voz antes del beso, con un gemido imperceptible. Saliva del deshielo a la deriva en palabras sensuales, monedas sonoras de tu boca, tesoro que envuelves con tu risa de brotes tiernos. Labios, lengua, dientes: El regalo frutal de las ángelas de Venus. Las iniciales de tu nombre bordadas en el embozo de la sábana. Celosas inscripciones en extraños y bellos idiomas que cubren la vibración secreta de tus senos. El aura granulada de su cima, mora en sazón. Dulzor antiguo de carnosas cerezas. Almohadas que generan en tu pelo ondas de anhelo. Pálpito de estrellas que anochecen en tu cintura  y desata los nudos de la sangre enamorada. Y la arena del mar, tibia en las honduras de Afrodita.

***

Vía unitiva

Vorágine de algas,  de  lenguas submarinas que humedecen las lunas de corales abiertos en tus islas secretas. Confusión de los sentidos cuando cada estrella derrama su vaso de luz sobre tus breves prendas interiores  satinadas con las yemas adolescentes de mis dedos,que ya son labios, dientes, saliva sublevada ante tu savia de planta carnívora y felina.El velo de Venus tamiza tus senos al trasluz. Bebo del jugo que destilan tus frutos nocturnos ya cosechados por mi memoria:  Conciencia de tu saber y de tu sabor. Sorbo tu néctar como un insecto en la decadencia de su metamorfosis, breve vibrar de élitros. Dulce música de las células congregadas en su danza sensual e infinita. Sólo la luna nos desnuda de nombres  y anónimos huimos con un vértigo blanco antes de que la lechuza  vuele hasta la torre desde donde nos divisa la diosa del nuevo verano que se anuncia. Nos cubre la marea del sueño hasta el embozo de la sábana: Te respiro y te nombro.

Comentarios

  1. Al poeta lo pusieron boca abajo, lo agitaron y vieron qué caía de sus bolsillos. De los tuyos, metáforas, conchas (no las que los argentinos refieren), algas, perlas, en fin, todo lo que el mar tutela y de vez en cuando abandona a quien observa y lo cuida. Tres vías, tres modos de pensar, de sentir, de amar, al cabo. No es sexo. El sexo, como decía Woody Allen, debidamente hecho es muy obsceno. La poesía, debidamente escrita, no es ni siquiera obscena. Las palabras, ay si pudiéramos manejarlas. Tú hoy las clavaste

    ResponderEliminar
  2. Muy bien el manejo de las palabras para describir a una mujer indescriptible, de tan bella y sugestiva.

    ResponderEliminar
  3. Postre de sensaciones, Miguel. Como es propio de tu verso, la naturaleza opera a modo de detonante del deseo, ilustra su primavera electrizante.

    Me gustó eso de maridar el sexo durante el sueño.

    ResponderEliminar
  4. Miguel has puesto un isnuperable listón, impsible de traspasar.
    Es uno de esos textos tuyos matizados, maduros y sorprendentes. Magia sensual químicamente impura, que en cuestiones de sexo es mejor.
    Chapeau. A por editor (por cierto te mandé un correo sobre edición digital que has ignorado).


    AG

    ResponderEliminar
  5. Alberto Granados31 marzo, 2013

    Por favor: desactivad los putos catchas, que me hago un lío. A ciertas edades (por cierto: jubilados ya) se nos hace muy difícil pasar por ciertos aros.
    Graciassssss!

    AG

    ResponderEliminar
  6. Chapeau, Miguel!! Lo has dicho todo. Cualquier comentario arruinaría estas tres vías.
    Saludos admirados van.

    ResponderEliminar
  7. ...

    Quedo en silencio, después de haberlo disfrutado.
    No quiero decir nada que rompa el encanto.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario