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La tijera

Yo detesto a la gente que tiene el poder
de decir lo que es bueno y lo que es malo también,
sólo el pueblo, mi amigo, es capaz de entender
los censores de ideas temblaríán de horror
ante el hombre libre con su cuerpo al sol.

Las increíbles aventuras del señor Tijeras, Charly García


Los tratados de Derecho Civil del Dr. Guillermo Borda eran bibliografía obligatoria para los que estudiábamos Abogacía en los 90. Supongo que seguirán circulando aún hoy.

Este jurista fue el autor intelectual y firmante en su calidad de ministro de la ley 18.109 del año 1968.

En su primer artículo leemos que no podría restringirse en todo el ámbito del país la libertad de exposición cinematográfica, en cualquiera de sus manifestaciones. Pero no había que ilusionarse demasiado, ya que en el art. 47 se había previsto “algunas” excepciones. No permitirían que nada atente contra el sagrado matrimonio, la familia, la moral, las buenas costumbres, la patria, la seguridad nacional y sería desaprobado cualquier tipo de apología al delito, al aborto, a la prostitución o perversiones sexuales.

En 1969, la revista Extra reúne al ministro con Ernesto Sábato, para una entrevista que sale publicada en febrero de ese año. Con una cintura digna de futbolista, Borda elude todas las preguntas del escritor, dirigiendo las respuestas para el lugar que a él le convenía: la pornografía.

Claro que los años que vinieron nos demostraron que la para el ojo del censor cualquier teta era pornografía y las escenas de violencia y tortura estaban prohibidas en la pantalla, pero permitidas en los centros de detención clandestina que abundaban en el país.

Dieciséis años después la ley fue abolida.

Irónicamente, en 1984 se termina la argentina orwelliana.

Malena


Comentarios

  1. El texto de Charly García es romántico (en el sentido político). El pueblo, tomado como una masa, puede ser también un detonante de caos e intolerancia. Entendido como todos y cada uno de los ciudadanos, con voces plurales, entonces sí, estoy de acuerdo. El diálogo es el futuro.

    Tu retrato de la censura argentina podría servir como espejo de la española en tiempos pasados. Hoy, como apuntabas, es la confusión la tónica. Y la censura es más sutil, crematística. Hoy el sistema no censura para que consumamos. Y cuando lo hace, casi que no nos enteramos. Antes el enemigo era identificable; hoy se diluye dentro de la red social.

    Un beso desde España y buen día, Malena.

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  2. Cuando la censura se alía con la tortura es un horror, una locura: La estructura de la dictadura. Sólo recordarlo nos sume en la amargura.

    Hay algo siniestro en este campo semántico con el sufijo -ura. Desgraciadamente todavía hay sótanos, cárceles, cuarteles, lugares infames donde aún están vigentes esos métodos criminales. Los que ya los vivimos y salimos del túnel, tenemos el deber de denunciarlos, sin censura, como tú haces , Malena.

    Un beso

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  3. Vi esta peli hace mucho, pero me dieron ganas de volver a verla! Y coincido con lo que dice Ramón, hoy, el prejuicio y la censura se diluye dentro de la red social.
    Está bueno poner este tema en el tapete, para plantearnos las veces que decimos NO por comodidad, por miedo, por indiferencia y razones varias que terminan convirtiéndose en censura, en puerta cerrada, en exilio.

    (Malena te invito que pases por Perras Negras, si andás con ganas de explorar poetas, he dejado poesía de Ayelén y Renzo, creo que te va a gustar, besos)

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  4. Años de oscuridad y sufrimiento. La censura funcionaba como respaldo de la locura que perpetraban. No era tapar una teta o un culo.......era tapar la muerte. Un beso.

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  5. Lo que cuentas, entristece, acongoja, da las certezas que nos faltan para admitir que el mundo en el que vivimos no es el mejor de los posibles. Se queda uno como si asistiese a una función cinematográfica, pero una gris, escorada insistentemente al gris, únicamente gris, Malena, de un gris letal. El cerebro gris y el ojo gris. La boca gris y la mano gris. Lo malo de esta grisura aplastante es que se extendía (se extiende) y hace gris el paisaje. Los corazones de los demás, una vez grises, tardan mucho en recuperar el rojo primario.

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  6. afortunadamente, me olvidé de todo lo que aprendí con Borda y soy una irreverente con el doctor Velez Sarsfield, magno autor del registro civil.
    la censura me hace morder siempre el polvo y vuelvo a insistir (aunque a veces me parece que me ha vencido, ay!)
    y sí, como dice dany, era tapar la muerte. mecachendié!

    choque esos cinco, Piba.

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