Antonio, después de aspirar a lo más alto en la vida, por
fin lo has conseguido: ya estás en los cielos. Tú que eres tan creyente, ahora
podrás comprobar en “propia carne” la
recompensa que les espera a las buenas personas. Por sus obras los conoceréis y
bien que te hemos conocido, después de haber disfrutado de tu compañía en este
valle de lágrimas. Cada nuevo día pasado junto a ti, fue de mayor placer que el
anterior.
Descansa en paz,
cuando la muerte te venga a buscar.
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