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Atmósfera

En el velado espejo de los sueños
se contemplan absortos
los solitarios búhos de la noche.
Su mirada perpleja no repara
en la calle vacía. El tiempo se detiene
con nostalgia de yuyo suburbial
y alma de tango
que una chica respira en otra latitud,
en Buenos Aires,
mientras la observa un tipo
que se bebe el río de sus recuerdos
llamado riografía.
(Tras la ventana abierta,
tal vez cuerpos desnudos se entrelacen
al calor de la noche).
Este grupo salvaje se diluye
en la luz del espacio que destila el alcohol.
Nighthawks de vuelo urbano,
náufragos del asfalto derretido,
noctámbulos heridos.
Pasen, fantasmas del crepúsculo,
ya ven que dentro hay sitio,
tómense lo que quieran: Barra libre.
Esta noche invita Duke Ellington.

Miguel



Duke Ellington's: Mood Indigo
Production: Len Hart
The Art of Edward Hopper
Portrait: Hedy Lamar

Comentarios

  1. A veces, no muchas, apenas siente uno que existan lugares en donde con solo atravesar su umbral perciba que está en su propia casa.

    "Barra libre" promete ser uno de esos lugares, una taberna uterina, en un tiempo sin relojes, donde soltar el velo de la corrección y reír agusto. Donde desfazer entuertos o crear otros nuevos. Donde beber sin mesura y encender el alma de letras compartidas.

    Emilio, con su aliento de ficción.
    Miguel, actualizando la memoria de quienes fuimos y aún podríamos.
    Malena, activando cargas de profundidad desde lo cotidiano.
    A Francisco aún le espero, junto a la barra, hablando de tierras donde estuvo y nunca regresó.

    En el fondo somos eso, un grupo salvaje, inquietos, deshonestos con la realidad, pero leales a una patria que habitamos a traves de palabras.

    Elevemos las copas, pidamos lo imposible.

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  2. Bravo por mi amigo Miguel, que ha hecho el mejor poema posible para abrir esta veda de amistad letraherida. Lleva razón en lo que dice Ramón. Una casa. Eso es. Que esté abierta y que corran las viandas, los licores, las palabras, los gestos. Un placer

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  3. Fuimos entrando despacio, atraídos por la música y la posibilidad de beber un buen licor.
    Nos sentamos alejados, cada uno concentrado en su copa, hasta que Emilio habló.
    Tiró una frase al aire y todos salimos a pescarla.

    Volvemos cada noche a repetir el rito - nuestro rito salvaje - y creamos esta atmósfera que tan bien definís, Miguel.


    Qué placer estar sentada con ustedes.
    ¡Qué placer!

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  4. Alguien escribió una vez un sonetazo, que yo, por mi torpeza, he perdido. Hablaba de noches desafectas y de ausencias irrecuperables. Terminaba: "sonaba la trompeta de Louis Armstrong..."
    Éramos jóvenes y amigos, pero ya me fascinó su poesía, así que acudo a esta barra libre, a sentir el cosquilleo del bourbon y de los peomas.
    Que este sea un bar de los que nunca cierra, siempre lleno del almas, músicas y sensibilidades.
    Larga vida de tragos.

    Alberto Granados

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  5. ¡Que lujo!
    Un lugar donde beber música y poesía gratis.
    Me quedo.
    Nunca me importó entrar sola en un bar.
    Ginebra azul con tónica por favor que hoy es viernes.

    ¿Se puede fumar?

    Brindo por mi amigo Miguel y sus amigos.
    ¡Salud!

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  6. Lástima que me hay retirado de la bebida y del tabaco ya hace tiempo, y no sé si a base de zumos de piña se mantendrá el tipo. En todo caso, brindo por este nuevo local en que se entremezclan soledades como las de Hoopery la música cálida de Duke Ellington. Creo que de tapadillo me tomaré con vosotros un daiquiri o un gimlet para no estar totalmente fuera de juego. Gracias por la invitación. Pasaré por aquí a compartir con vosotros un ratito de charla y música. Salud, amigos.

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  7. Y tú, Ramón, autoexcluido por pudor (ya me ocupo de ti) de este vital reparto de "espirituosidades" compartidas en nuestra barra, aportando con tu irónica mirada el don de la perplejidad (previo al de la ebriedad , que diría Claudio Rodríguez).

    Por pedir que no quede en esta primera ronda de brindis iniciáticos: Pidamos lo imposible, de acuerdo, dentro de nuestras posibilidades.

    À votre santé!

    ***

    Emilio, en tu blog te prometí una sorpresa. Como en la cena de Viridiana, pero al revés, invité al "aristócrata" Ellington a nuestra barra: ¡Qué mejor Duke! Cuando descubrí el tándem Hopper-Ellington's flipé y simultáneamente me acordé de ti.

    Avec plaisir!

    ***

    Malena, tu nombre de tango, tus aires porteños con ecos de Piazzola y de bandoneón, son el soul del local, el alma mujer (y mejor) de estas noches de barra y de farra. La distancia virtual no existe. La libertad era esto: respirar nuestra atmósfera.

    Tomo y obligo.

    ***

    Alberto, mi viejo amigo, desde Armstrong a Duke toda una eternidad...como si no hubiera pasado el tiempo. Y atención a tus divertidas y habituales dislexias, porque como escriba un "peoma" más, la m. está servida: Mester de Escatología.

    Un trago largo es la vida

    ***

    mjm, ¡tú por aquí también! ¡Qué alegría! En tu Camaranchón la atmósfera será de este estilo. Pero además ¡real! (y en El Realejo)

    ¡Ya mismo brindamos!


    ***


    Joselu: Los amigos de nuestros amigos...ya sabes. En el diner de Hopper la amistad está ocupando (como hoy, por ejemplo) las banquetas vacías. Siéntate, transgrede tu abstinencia y brinda con nosotros. Cualquier día Emilio nos trae a Charlie Parker.

    Salud

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